Una de las cosas buenas que me ha traído tener este blog ha sido conocer a otras personas que están enriqueciendo mi vida y por las que doy gracias a Dios. Algunas están en otros países y mi contacto es solamente por correos o leyendo sus blogs pero en algunos casos me siento muy “conectada” con ellas compartiendo temas de oración y vivencias. Pensando un poco... con una me gustaría tomar un “buen” café, con otra ver su más reciente album de fotos, escuchar historias familiares con otra sentada a su mesa, compartir ideas del programa de radio mientras nuestros hijos juegan con otra ... pero de las que tengo más cerca ya he podido conocer personalmente a Lisi (de
Mujer de Hoy) con la que es un placer trabajar y también a
Jacqueline, que hoy os quiero presentar: escribe en un blog llamado
“La palabra en el surco” en nombre del Grupo de mujeres de la Iglesia Evangélica de Paseo de la Estación 32, en Salamanca. Allí podrás encontrar algunas de las actividades que realizan con muchas fotos. También es la encargada de la revista
“Sembradoras” de la que ya os he hablado en otras ocasiones. El año pasado me invitó a un Retiro de mujeres de Castilla-León y así pude conocerla personalmente y disfruté mucho con su compañía y buena conversación. Espero que nuestra amistad, a pesar de la distancia, se siga consolidando. Hace unos días leía una de las entradas de su blog y me llamó mucho la atención una oración que había allí, le pedí permiso para publicarla en el boletín de la iglesia y supe entonces que la había escrito ella. Cada vez que la leo me identifico más con sus palabras, por eso a continuación incluyo su oración que hago mía:
“Señor: Ha sido un largo viaje; con imprevistos, cambios de última hora, rectificaciones, dudas, incertidumbre, de verlo todo negro muchas veces, de pérdidas, de dolor...
Un largo viaje con encuentros y desencuentros, de llegadas y despedidas, de dar y recibir, de perdonar y ser perdonados, de risas y de llantos, de salud y enfermedad, de alegrías y tristezas, de abrazos y rechazos, de acuerdos y desacuerdos, de trabajar y descansar...
Pero también de sentir tu roce, tu calor, tu misericordia, tu perdón, tus promesas,
tu inyección de Amor que nos inundaba para después dejarlo aflorar por los poros
de nuestra piel hasta alcanzar al que está próximo a nosotros.
Gracias porque estamos dentro de Tus planes. Porque la luz llegó a nuestros ojos.
Por saber para qué nacimos, que no hay casualidades. Por la familia. Por los niños. Los jóvenes. Los mayores. Por tu Iglesia. Por la Esperanza.
Sé nuestro Guía para que este Nuevo Año sea un año de comunión, de amistad, de perdón, de tolerancia, de ayuda mutua, de unidad, de cumplir tus propósitos, de saber esperar y renovar fuerzas, de remontar el vuelo, de ser buenos administradores de tu multiforme gracia...
Un año de valentía y de fuerza para hablar de ti, de ir hasta el fin de la tierra...
De orar y apoyar a la Iglesia perseguida.
De tener visión y misión.
De ser una lámpara que alumbre toda la ciudad donde vivimos. Amén.”
Foto: Con Jacqueline, Alison y Marie en el retiro de mujeres
Entradas
